En principio, el proceso de primarias que hoy culmina en el PP podría parecer bastante abierto. Sólo hay que ver el número de avales necesarios para optar a presidir un partido que se atribuye 800.000 militantes: con apenas un centenar era más que suficiente. Esto quiere decir que cualquiera -desde el afiliado más anónimo, hasta los cargos mediáticos- podía haberse presentado. Algo que llevó a seis candidatos -incluso uno se quedó por el camino al no alcanzar tan exigua cifra- a hacer campaña. Es más, existe una incongruencia clara con respecto a otros procesos de los populares. Sin ir más lejos, en el convulso congreso local de Gijón de 2015 (que fue anulado en primera instancia) se llegaron a pedir 500. O sea, cinco veces más.

Pues bien, lo que votan los afiliados no es ni mucho menos definitivo. Los 66.706 inscritos que tienen derecho a voto deben elegir a dos candidatos, junto con los correspondientes compromisarios para el Congreso Nacional Extraordinario del próximo 20 de julio. Esto es, al final, las bases, desgraciadamente, no tienen la última palabra. Puede que hoy gane claramente uno de ellos y, en el juego congresual de los pasillos de toda la vida, el elegido sea otro. Es más, esto ya pasó en primarias regionales como las de Cantabria o Jaén. Dicho de otra forma: los militantes votaron una cosa y los que presuntamente les representan otra. Sin duda, un sistema imperfecto que el PP debería mejorar. Como referencia, tomen si no las de los socialistas. Mucho más vibrantes, con debates públicos entre los candidatos y sólo un secretario general posible: el que salga de las urnas. Luego hay un congreso para refrendarlo, sí, pero lo que dicen las bases es sagrado. Ni siquiera se piensa que dicho resultado pueda ser alterado.

No sé, imagínense lo que podría llegar a pasar en el caso de Asturias. La presidenta de los populares, Mercedes Fernández, ya ha mostrado su clara adhesión hacia una de las candidatas. En concreto, a María Dolores de Cospedal. Pregunto, en un partido tan vertical como es el PP asturiano, ¿creen acaso que esto no condicionará a los compromisarios de cara al Congreso? ¿Creen que la máxima dirigente va a votar una cosa y el resto otra? Desde luego, dudo mucho de que sea así. Resumimos: el único interés que tiene la consulta de hoy es saber quién va a pasar el corte. Es decir, quién se queda fuera de la carrera por la presidencia de entre las tres candidaturas mejor posicionadas: la de De Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. Como dijo el ex ministro García-Margallo, el único que sacó punta al no tener posibilidades, «Aquí hay unas elecciones internas con las dos viudas y el hijo adoptivo de Mariano Rajoy». Pues eso…

@balbuenajm