NOMBRES Y SILLONES
Una vez que han empezado a caminar las nuevas corporaciones municipales le toca el turno a las instituciones autonómicas. El lunes se elige la Mesa de la Junta General del Principado y, después, vendrá la sesión de investidura del nuevo presidente asturiano. Nunca hubo tantos grupos parlamentarios, siete, así que la forma de resolver el sudoku de la Mesa pasa por aumentar el número de sillones, de cinco (presidente de la Cámara, dos vicepresidentes y dos secretarios) a seis. Fíjense en el dato, siete grupos y seis sillones. Hay uno que se quedará sin sentarse a la Mesa.
¿Hacemos apuestas? Vox tiene todas las papeletas. Supongo que el PSOE se reservará dos sillones, no en vano duplica el número de diputados del PP que es el segundo partido. Pues bien, en ese caso habrá dos grupos que se quedarán sin comer. En ese supuesto mi segundo candidato es Foro. Quedaría configurada una Mesa de izquierdas (cuatro sillones de izquierdas y dos de derechas), a semejanza del pleno que también es de izquierdas. Encaja todo: la izquierda tiene mayoría y, dentro de ella, la izquierda ortodoxa (PSOE e IU) suma tres sillones por uno de la izquierda heterodoxa (Podemos). Vamos a otra cosa.
Al parecer, Adrián Barbón baraja tres nombres para dos cargos singulares: Dolores Carcedo, Marcelino Marcos Líndez y Juan Cofiño para ocupar la presidencia de la Junta General del Principado y la portavocía del grupo parlamentario socialista. Hagamos deducciones. Marcelino Marcos Líndez fue portavoz en la última parte de la anterior legislatura, así que tiene todas las cartas para prolongar su tarea en un mandato que será más apacible, fruto de una correlación de fuerzas muy favorable para los socialistas. Dolores Carcedo lleva dos mandatos como consejera de Hacienda; en el caso de repetir en el cargo tendría un sesgo funcionarial. La Presidencia de la Junta es un puesto muy visible, muy simbólico, especialmente apto para ser desempeñado por una mujer. Me inclino a pensar que lo ocupará la consejera en funciones.
¿Por qué descarto a Juan Cofiño? De los tres nombres es el único polivalente. Tiene autoridad para presidir el Parlamento y sería un lujo como portavoz. Pero no se agotan ahí sus destrezas, ya que puede ser el consejero de gran peso político que debe haber en cualquier gobierno. Para entendernos, Cofiño es como Fernando Lastra, válido para la paz y para la guerra, capaz de jugar sobre un césped segado y en un campo embarrado. Sólido como un político del siglo XX.