En un acto organizado por la asociación empresarial, Asturmanager, Javier Fernández pronunció una conferencia sobre la incidencia empresarial del Estado de las Autonomías. En definitiva, una reflexión más sobre el problema de la articulación territorial. El presidente asturiano es un firme defensor del Estado federal. Es partidario de reformar la Constitución para reconocer explícitamente la personalidad federal del Estado. Esta es la tesis oficial del PSOE que propugnan dirigentes de distintas tendencias. Hace unos días, en un coloquio, Felipe González proponía la reforma de la ley de leyes. Pedro Sánchez lo ha afirmado un montón de veces y Javier Fernández lo ha ratificado ante los empresarios.
La baza del federalismo puede dar alguna ventaja táctica al partido que juegue esa carta, pero no es un arma que sirva para relajar o solucionar la actual tensión territorial creada por la actuación sediciosa de los independentistas catalanes. El Estado federal solo aporta diferencias semánticas con respecto al Estado de las Autonomías. El autogobierno y la capacidad de decisión sobre el gasto público están totalmente reconocidos y asentados con el actual diseño del Estado autonómico. El presidente del Principado reconoció que no se dan, actualmente, las circunstancias adecuadas para abrir el melón de la reforma constitucional, pero aunque el clima fuera favorable, no veo que aporte ninguna ventaja poner la etiqueta federal al Estado español. Serviría, más que nada, como referencia ideológica, porque venimos de la historia que venimos y la pulsión federalista estuvo presente desde el siglo XIX, aunque el Estado Autonómico se ha desarrollado de tal manera que se solapa con el teórico marco federal.
Javier Fernández abogó por aumentar el grado de cooperación y solidaridad entre territorios y para ello habló de la reforma del sistema de financiación autonómica, algo que se puede hacer perfectamente sin cambiar una letra de la Constitución. Según el presidente del Principado hay dos modelos, el cooperativo y el dual y competitivo, defendido por la derecha madrileña y los independentistas.
La interesante exposición de Javier Fernández suscita dos asuntos que merece la pena discutir, aunque no los haya abordado: el rearme del Estado tras un proceso de depauperación de competencias y recursos, y la inviabilidad de la España pobre y atrasada, mientras el Estado no tenga un mayor poder para luchar contra las desigualdades.