UNA DULCE DERROTA
Viernes, 12 de julio de 2019. Oviedo, calle Fruela, frente al edificio de la Junta. La mañana está nublada, el sol también se hace de rogar. En la sesión de investidura, puertas adentro, no ocurrió lo inesperado. El candidato Barbón no pudo ser investido, le faltó un voto de los 23 requeridos al efecto. Toca acudir a la segunda convocatoria el lunes, donde, según el reglamento de la Cámara, pasará airosamente la prueba. No sólo será el candidato más votado, sino también el único que se presenta.
De entrada, dos observaciones. Primero, tendremos un presidente que además es un buen orador parlamentario, así lo demostró en sus réplicas. Lució más como antagonista ante sus rivales políticos. En el discurso del día anterior, no tuvo los chispazos de ingenio con los que nos deleitó el viernes. Se puede decir que eso no tocaba el jueves. Segundo, en este estreno como candidato se escenficaron algunos lastres inquietantes. Por ejemplo, las medidas que se aprobaron previas a la investidura que refuerzan los privilegios de la mal llamada clase política. Por ejemplo, que, si bien Barbón representa a una FSA renovada llamada a superar el marasmo en el que nos situó su antecesor, el partido es el mismo, y, aun suponiéndole la mejor de las voluntades a la hora de regenerar la vida pública llariega, no va a tener muy fácil romper determinadas dinámicas de un partido que sigue siendo hegemónico en Asturias.
Por otra parte, a la hora de valorar los grandes objetivos marcados por el candidato, no hay nada que objetar. Distinta cosa es que, además de poner en ello el empeño necesario, se sepan abrir cauces para conseguirlos. No cabía esperar que hiciese críticas al Gobierno de su mismo partido que aún sigue en funciones. Pero hay muchas formas de desmarcarse de la vieja política que vino representando Javier Fernández. Esperemos que tal cosa se haga visible con los hechos.
Por su parte, el rifirrafe que hubo entre el candidato a la Presidencia y la portavoz de la formación morada no se salió del guion. Entiendo perfectamente los recelos por parte de Podemos. Además, este partido no está obligado a adoptar una actitud de sumisión desde el primer momento. Distinta cosa es que, conforme avance el tiempo, se alcancen importantes acuerdos, como es de desear que suceda. Además, en este caso, Podemos Asturias no se está peleando por conseguir puestos, sino que plantea y demanda determinadas políticas.
No hubo crispación por parte de Teresa Mallada, lo que anticipa un clima poco bronco en la legislatura que acaba de comenzar. Por ver están los derroteros que vaya a seguir Ciudadanos como partido de oposición, que reclama un centrismo político que tendrá que demostrar en sus propuestas y en sus actuaciones. No será fácil, ciertamente.
Se considera novedoso que haya habido toda la cortesía parlamentaria del mundo entre Barbón y el portavoz de Foro. Si esto llega a mantenerse en el tiempo, habrá que concluir que, de verdad, es Moriyón la que lleva las riendas de Foro. Y, en cuanto a Vox, tampoco hubo sorpresas, es lo que tiene estar en las antípodas ideológicamente hablando.
Dulce derrota que se transformará el lunes en una indiscutible victoria. No solo espero ver esfuerzos por conseguir los grandes objetivos, imprescindibles, además. También tendré presente que, durante toda la campaña, Barbón aseguró reiteradamente su apuesta por la mejor Asturias que, históricamente hablando, su antecesor olvidó. Espero que los hechos confirmen que esta apuesta iba en serio.
Y, ante todo, toca poner punto final al marasmo en el que se enrocó Javier Fernández, toca poner punto final a caciquismos de los que estamos hartos, toca poner fin al abandono de las alas, toca poner fin al agravio que supone vivir en el campo, toca poner fin al odio al asturiano.
Iremos viendo, señor Barbón.