Tras “pasear” cinco días a bordo del Aquiles de la armada chilena por fin hemos llegado a nuestro destino. Yelcho, isla Doumer en el archipiélago Palmer. En el barco aprovechamos para encontrarnos con el resto del equipo, el remplazo o “los frescos”, y ponerles al día de lo que pudimos hacer, el estado de los equipos, cantidad de muestras tomadas…. Por lo demás estos días transcurren sin mayor pena o gloria y nos reducimos al ritmo vital de un bebé, comer, dormir y repetir el ciclo hasta el infinito.
Lo único que rompe nuestra rutina de infantes es cuando aprovechamos para sacar fotos, leemos o cometemos el error imperdonable de volver a trabajar en los manuscritos que se vinieron en nuestras maletas desde el continente. ¡Porque no lo dejaría en Valdivia esperándome! Por culpa de la meteo nuestra llegada se ha retrasado un día y como no podía ser de otra manera complicó nuestro descenso y el de nuestras dos toneladas de carga. La maniobra dura más de 3 horas y hay que controlar que se bajen todos nuestros bultos. 70 en total. Luego una vez científicos y carga estábamos en las piedras de nuestra nueva morada, toca “desconsolidar” un container que viene cargado de víveres y materiales de construcción para la base. Así que desde el jefe de base al estudiante en prácticas formamos una cadena humana para dar cuenta de 2000L de agua, en 100 cómodos tanques de 20L, y una cantidad ingente de tubos, listones de madera… Al final cuando terminamos toda la faena ya son la 02:00 am del 3 de febrero. Toca irse a dormir, porque mañana, si la mar lo permite, hay que trabajar y para ello primero debemos terminar de arreglar nuestro nuevo laboratorio. Oooootra vez más!!!! Pero si les soy sincero todo eso me da igual. Si una imagen como esta te recibe, transportar 2 toneladas de mugre científica o descargar a mano 2 toneladas de agua, no importa. Por fin hemos llegado aquí. El hedor de nuestros vecinos ya me ha recibido, pero me da igual. Aquí empieza “The real thing”.
Suena de fondo ¨Here I go again¨ de Whitesnake.